Pesos y medidas
Descripción del animal
El Gran Capricornio, cuyo nombre científico es Cerambyx cerdo, es un impresionante insecto perteneciente a la familia de los cerambícidos, conocida por agrupar a los escarabajos longicornios. Este notable escarabajo se caracteriza por su gran tamaño, llegando a alcanzar en algunos casos hasta los 6 centímetros de longitud, lo que lo convierte en uno de los miembros más grandes de su familia en Europa.
El cuerpo del Gran Capricornio es robusto y alargado, presentando una coloración que oscila entre el negro profundo y marrones oscuros, lo que le proporciona un excelente camuflaje en su hábitat natural, compuesto principalmente por bosques de encinas, alcornoques y otros árboles de madera dura. Sus antenas son especialmente llamativas, pudiendo superar en longitud al resto de su cuerpo, especialmente en los machos, que las utilizan para detectar feromonas femeninas durante el periodo de apareamiento.
Las larvas del Cerambyx cerdo son xilófagas, es decir, se alimentan de madera. Pasan por un largo periodo de desarrollo que puede extenderse de 3 a 5 años, dependiendo de las condiciones ambientales. Durante este tiempo, se alimentan del interior de troncos de árboles vivos o recién muertos, prefiriendo aquellos que poseen madera dura como las encinas y los alcornoques. Este hábito alimenticio las convierte en importantes agentes de descomposición de la madera, aunque también pueden causar daños significativos a árboles vivos, lo que en ocasiones lleva a considerarlas plagas en áreas forestales.
La pupación ocurre dentro del mismo tronco en el que la larva ha crecido, tras lo cual emerge el adulto, generalmente en los meses más cálidos del año. Los adultos tienen una vida relativamente corta, durante la cual su principal objetivo es la reproducción. No se alimentan de madera como las larvas, sino que su dieta se basa en el néctar de las flores, savia y frutas maduras.
El Gran Capricornio se encuentra en varios países de Europa, así como en partes de Asia y África del Norte. Sin embargo, su población ha experimentado un declive en las últimas décadas debido a la pérdida de hábitat, la tala excesiva de árboles viejos y la gestión forestal que no favorece la conservación de árboles muertos o moribundos, esenciales para su ciclo de vida.
La conservación del Gran Capricornio es crucial no solo por el papel ecológico que juega en la descomposición de la madera y el mantenimiento de los bosques, sino también por su valor intrínseco como especie. En este sentido, se han implementado diversas medidas de conservación, como la protección de su hábitat, la promoción de prácticas forestales sostenibles y la inclusión de la especie en listas de protección a nivel europeo, para asegurar su supervivencia a largo plazo.